Vuela alto by W. Ama
autor:W. Ama [Ama, W.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Infantil, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2022-08-01T00:00:00+00:00
CapÃtulo 13
Un paso más
A la media hora y cuando ya todo el mundo tenÃa la barriga llena, un potente pitido se oyó por todo el patio. El sonido fue tan fuerte que incluso los cristales de las ventanas vibraron.
â¿Qué es eso? âGretta miró hacia todos los lados creyendo que era una alarma que anunciaba un peligro.
âEs el timbre del colegio âcontestó Sophieâ. Hora de ir a clase.
â¡¡Atención, atención!! âLa señorita Rosa se estiró los pomposos volantes de su camiseta antes de decirâ: El desayuno de bienvenida ha terminado, es hora de pasar al aula.
âQuerida Rosa, estaba todo delicioso. âMademoiselle Juliette la cogió del brazoâ. Otro dÃa os deleitaremos con un desayuno tÃpico de nuestro paÃs, ¿te parece?
âOh, oui, oui âdijo la señorita Rosa, que era de buen comer.
La señorita se paró un momento y se giró hacia los alumnos.
âPor favor, los nuevos estad atentos âles pidióâ. Este colegio es un poco lioso: hay pasillos por todas partes, cámaras subterráneas y caminos que no llevan a ningún sitio.
âUfff, sÃ, parece un colegio encantado. âSophie miró a Gretta mientras asentÃa.
âAsà que, por favor, seguidme. Que nadie se pierda âacabó diciendo la señorita Rosa sin soltar el brazo de Mademoiselle Juliette.
El colegio de las francesas ocupaba un edificio antiguo rodeado de jardines. Se creÃa que, en tiempos remotos, habÃa sido una abadÃa. Pero tampoco se sabÃa seguro. Lo que sà estaba claro era que el lugar invitaba a perderse y eso que, aparentemente, parecÃa un sitio ordenado. Sin embargo, tenÃa sus puertas secretas y sus corredores subterráneos, asà como todo tipo de habitaciones inútiles.
Después de atravesar un anfiteatro y entrar en un edificio, atravesaron el comedor. De ahà siguieron caminando en fila de uno por un estrecho pasillo.
âYa casi hemos llegado a mi clase. âSophie se giró para avisar a Gretta.
Al poco rato, llegaron al aula donde la señorita Rosa explicarÃa en qué iba a consistir el curso de verano. Ya junto a la pizarra, la mujer se puso los dedos en la boca y quiso llamar la atención de los alumnos.
â¡¡FUUUU!! âSilbó hasta que se puso roja como un tomateâ. Sentaos y dejad vuestras cosas en el cajón que hay debajo de los pupitres.
Los alumnos se sentaron y colocaron en el cajón todo tipo de cosas: cuadernos, estuches, magdalenas del buffet envueltas en servilletas, una piedra del patio⦠Mientras tanto, la señorita Rosa se dedicó a regar, con una botella de agua que llevaba en el bolso, las plantas que tenÃa sobre su mesa.
âCoged un par de sillas y poneros a mi lado âles indicó a Ada y a Mademoiselle Julietteâ. Voy a comenzar a hablar. âApartó un bote con lapiceros y se dio impulso para sentarse sobre la mesa.
La señorita Rosa prefirió sentarse junto a sus plantas, como si ella misma fuera una maceta más.
âLo primero quiero daros las gracias⦠âcomenzó asà un aburrido y largo discurso.
Después de resaltar la importancia de la actividad del intercambio de cartas, y lo mucho que les habÃa servido para afianzar el idioma, anunció que era hora de dar un paso más.
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